Como bien dijimos, según la cultura védica, en todos los varnas y asrams se encuentra presente la práctica de brahmacarya.
Pero el período llamado brahmacari propiamente dicho, está especialmente destinado para el entrenamiento del control de los sentidos y la mente. Este entrenamiento fluye a través de la práctica del servicio con devoción y la sumisión a los diksa y siksa Gurus.
En esta etapa de la vida el devoto tiene mayores facilidades para descubrir su naturaleza y capacitarse para servir al maestro espiritual, ya sea como grihasta, vanaprastha, o sannyasi en el futuro.
Sri Caitanya Mahaprabhu dijo: “No soy un brahmana, un ksatriya, un vaisya ni un sudra, tampoco me identifico como un brahmacari, un grihasta, un vanaprastha o un sannyasi, Yo solamente soy en sirviente del sirviente de Krishna, quien es el mantenedor de las Gopis“ (Caitanya Caritamrita. Madhya 13.80)
Así vemos que el avance espiritual no depende de las consideraciones externas, pero somos muy afortunados si podemos aprovechar las distintas facilidades que guru, vaisnavas y Krishna nos brindan.
Hay un pasatiempo en donde el mismo Señor Caitanya, cuando visitó Varanasi, evitó la asociación de muchos sannyasis mayavadis que se encontraban presentes allí y en lugar de ello prefirió vivir con Sus devotos grihastas, Tapana Misra y Candrasekhara. Incluso los sannyasis mayavadis criticaron al Señor, pero posteriormente el Señor Les predicó y todos ellos se volvieron vaisnavas, entonces fue allí que el Señor se sentó entre ellos a compartir prasadam.
De esta manera vemos que lo que conquista al Señor supremo es la sinceridad de Su devoto, más allá de cualquier tipo de consideración externa.
Pero aun así las reglas y regulaciones de cada asram en particular deben respetarse, ya que éstas tienen la capacidad de protegernos, principalmente de la mente, y también de ayudarnos en el desarrollo correcto de nuestro crecimiento espiritual.
Pero el período llamado brahmacari propiamente dicho, está especialmente destinado para el entrenamiento del control de los sentidos y la mente. Este entrenamiento fluye a través de la práctica del servicio con devoción y la sumisión a los diksa y siksa Gurus.
En esta etapa de la vida el devoto tiene mayores facilidades para descubrir su naturaleza y capacitarse para servir al maestro espiritual, ya sea como grihasta, vanaprastha, o sannyasi en el futuro.
Sri Caitanya Mahaprabhu dijo: “No soy un brahmana, un ksatriya, un vaisya ni un sudra, tampoco me identifico como un brahmacari, un grihasta, un vanaprastha o un sannyasi, Yo solamente soy en sirviente del sirviente de Krishna, quien es el mantenedor de las Gopis“ (Caitanya Caritamrita. Madhya 13.80)
Así vemos que el avance espiritual no depende de las consideraciones externas, pero somos muy afortunados si podemos aprovechar las distintas facilidades que guru, vaisnavas y Krishna nos brindan.
Hay un pasatiempo en donde el mismo Señor Caitanya, cuando visitó Varanasi, evitó la asociación de muchos sannyasis mayavadis que se encontraban presentes allí y en lugar de ello prefirió vivir con Sus devotos grihastas, Tapana Misra y Candrasekhara. Incluso los sannyasis mayavadis criticaron al Señor, pero posteriormente el Señor Les predicó y todos ellos se volvieron vaisnavas, entonces fue allí que el Señor se sentó entre ellos a compartir prasadam.
De esta manera vemos que lo que conquista al Señor supremo es la sinceridad de Su devoto, más allá de cualquier tipo de consideración externa.
Pero aun así las reglas y regulaciones de cada asram en particular deben respetarse, ya que éstas tienen la capacidad de protegernos, principalmente de la mente, y también de ayudarnos en el desarrollo correcto de nuestro crecimiento espiritual.