PRESENTACIÓN

Es una alegría para mi, el poder introducirles a ustedes las glorias del brahmacarya. Brahmacarya es la vida de un estudiante célibe que recién comienza a comprender cual es la responsabilidad de haber nacido en un cuerpo humano. Generalmente se asocia la practica de brahmacarya con la vivencia en Gurukula, la escuela del Guru, o la vivencia en un ashram, bajo los estrictos principios de la vida monástica. En sinopsis se puede decir que brahmacari o brahmacarini es un hombre o una mujer estrictamente célibe que usa su tiempo para servir a su maestro espiritual, para servir a los Vedas y a toda la humanidad. El concepto brahmacari también tiene otras aplicaciones prácticas, por ejemplo, se usa el termino grihasta brahmacari para aquellas parejas que usan la vida sexual única y exclusivamente para invitar hijos a sus familias y al mismo tiempo son muy dedicados al servicio de los ideales espirituales. Swami BA. Paramadvaiti

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Brahmacarya es civilización.


Las personas que en nuestra cultura promueven real y positivamente la fe y la esperanza del alma, son las que se han consagrado a brahma o a la Verdad, y dichas personas son conocidas como brahmacaris o brahmanas. De este modo, por su propia naturaleza, la verdad es siempre representada e inspirada por aquellas personas que no persiguen otro interés más que servir a la propia Verdad Absoluta.

Es así que nuestro movimiento para la Conciencia de Krishna está creando bases y estructuras para que tanto en el presente como en el futuro muchas personas puedan ser beneficiadas por la práctica del celibato y puedan recibir una guía y una educación trascendental para conducir sus vidas en la forma más pura posible, siguiendo estos ideales.

En la actualidad existen campañas que promueven formas de celibato que se asemejan a las que propone nuestro movimiento de Conciencia de Krishna.
Por ejemplo, las campañas para la prevención de enfermedades como el Sida; pero en ellas no se da la información necesaria ni se profundiza en el conocimiento acerca de esta milenaria disciplina, la cual era puesta en práctica por grandes y santas personalidades del pasado, las que nos han dejado como herencia importantes enseñanzas.

Ahora bien, los beneficios tanto físicos como psicológicos y sociales que traerá la práctica del celibato tienen como objetivo formar una civilización con posibilidades de un futuro de elevados valores morales y espirituales, los cuales serán imposibles de alcanzar mientras la lujuria siga siendo promovida casi irrestrictamente por todos los medios, y las personas sigan siendo acosadas y asfixiadas por sus deseos sexuales, tratando de satisfacerlos como la máxima prioridad de la vida y dejado de lado no sólo el verdadero objetivo de la misma, sino también su buena conducta, honestidad y fidelidad, llegando a los extremos más aberrantes como las violaciones dentro de la misma familia y cosas similares o peores.
En otras palabras, mientras se siga sembrando pornografía y promiscuidad en la mente de las personas, y mientras éstas sigan consumiendo toda clase de mensajes de degradación, irá en aumento la violencia y los abusos en nuestras sociedades.

Una vez le preguntaron a Mahatma Gandhi: "¿Qué piensa usted acerca de la civilización Occidental?" Y él respondió: "Eso es una buena idea, civilizarlos sería una buena idea".
La verdadera civilización comienza pues, cuando está presente el respeto por la vida, por el prójimo, por la familia, por la naturaleza y por Dios. Sin tener presente estos valores en la práctica cotidiana, no podremos nunca hablar de civilización.

Al hablar de civilización debemos tener presente el deber correspondiente de cada individuo que la conforma, tanto hombres como mujeres. En este sentido la Biblia hace énfasis en la ocupación propia para cada uno: “Yo os quisiera libres de preocupaciones. Quien no esté casado se debe preocupar de las cosas del Señor, y de cómo agradar al Señor. El casado debe preocuparse de las cosas del mundo y de cómo agradar a su mujer; él, por lo tanto, estará dividido. La mujer que no esté casada, lo mismo que la doncella, debe preocuparse de las cosas del Señor, de ser santa en cuerpo y en espíritu; pero la mujer casada debe preocuparse de las cosas del mundo, y de cómo agradar a su marido”. I Corintios 7, 32-40.
En los tratados genuinos de religión, es una constante el tema de cómo deben ser conducidas las almas en su acceso a la verdadera espiritualidad, y de cómo deben éstas ser reguladas para que su sexualidad no sea una fuente perpetua de sufrimiento, y así tener presente la responsabilidad de entregar un mundo conciente de Dios a las futuras generaciones:

“Brahmacarya significa civilización y responsabilidad, y todos los practicantes o buscadores genuinos de la verdad pueden participar de nuestra familia espiritual y ayudarnos así a crear un mundo mejor”. (Srila B.A. Paramadvaiti Swami)


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